Oh
humanidad que persigues el conocimiento con el cual obtener
felicidad, sabe que tu lección descansa dentro de la Contemplación
del Amor. Permíteme señalarte el Amor dentro del Reino de la
Naturaleza, el cual, en escala de evolución, se encuentra por mucho,
debajo del poder potencial del hombre.
La
Naturaleza refleja el Amor de Dios mucho más que ustedes, quienes
han sido pre-escogidos para ser señores de la creación.-
A
través del cuerpo de la Naturaleza viene toda la sustancia que
sostiene el cuerpo físico de toda expresión de vida. Sin el regalo
de la Naturaleza, no habría ni comida ni vestido. Ningún cuerpo
físico duraría por un período superior a algunos meses.
En
retorno por sus regalos, los cuales conforman su generosa mesa, la
Naturaleza recibe de vuelta dentro de Sí, el excremento venenoso de
la respiración y del cuerpo y, finalmente, las vestiduras decadentes
que ustedes han degastado—todo esto con la paciencia que no es de
una centuria, sino de una cantidad incontable de aeones, que haría
tambalear a un humano con sólo contemplarlo. ¿Pueden decir algo
similar de ustedes? ¿Están dispuestos a absorber el mal de otro y
reemplazarlo activamente con la Sustancia de Felicidad y Bien?
¿Pueden ustedes hacerlo durante al menos un mes o un año, por no
hablar de la eternidad?
El
ritmo de la Naturaleza es un constante refinamiento de la raza
humana, o una purificación natural por medio de la acción química
de los seres auto-conscientes, unido a desechar , por los mismos
medios químicos, las partículas gastadas del cuerpo humano; y luego
renovar el cuerpo y la sustancia cerebral de la raza, la cual es
también una consciente y positiva acción del Amor.
Hablo
de la Naturaleza hoy, no solamente para hacer al hombre consciente de
los principios del Amor que están dentro de ella, sino en gratitud
por los incontables millones de inteligencias comprometidas en el
servicio de misericordia, y para señalar a las almas de los hombres
la actividad que debe reemplazar la conciencia actual, que se niega a
levantar la carga o compartir el peso de estos seres porque, hasta
que esta conciencia sea reemplazada, el hombre no podrá estar bajo
la beneficiosa protección que el Reino de la Naturaleza
proporcionará en los cambios cataclísmicos.
Si
la Naturaleza les ha servido tomando los excrementos de sus cuerpos,
el monóxido de carbono de sus pulmones y las carnes decadentes de
sus vestiduras, y con amor y manos amables les han dado, en su
lugar, el frondoso verdor, la fragancia, de las flores, el suave y
cálido algodón o la afable seda… y ustedes no pueden recibir la
conciencia o la discordia inconsciente de sus compañeros de viaje,
conscientemente consumirla y, más que eso, darles un regalo de
tolerancia, perdón y amor, ustedes no se han ganado el derecho de
vivir por encima del Reino de la Naturaleza, o al menos paralelo a
él.
Hablo
porque se acerca la hora en que debemos tener encarnados a quienes
sean al menos IGUALES al Reino de la Naturaleza. No les pedimos que
sean superiores a éste.-
Fuente:
El Control de los Elementos
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